Körry, el nuevo invengenieros
Hace no mucho tiempo, al comienzo del invierno, un nuevo duende invengeniero llamado Körry se unió al equipo. Había pasado un tiempo en el mundo como duende bienhechor, al igual que todos los duendes jóvenes, pero decidió que, en el fondo, lo que realmente quería era desarrollar creaciones e inventos con los invengenieros.
Körry se moría de ganas de aprender de Ajatus, la jefa invengeniera, y de todo su equipo de duendes científicos.
Cada día, trabajaba con todas sus energías para dar lo mejor de sí y estar a la altura del resto, y poco a poco, comenzó a gestar su propia idea para un invento. Körry concibió una manera de mejorar el sistema de comunicaciones del trineo de Santa: con un radiofaro, la señal sería más fuerte y los mensajes llegarían incluso cuando Santa estuviera atravesando una tormenta.
Estuvo a punto de compartir la idea con el resto en ese mismo momento, pero lo pensó dos veces y decidió que antes debía asegurarse de que fuera lo mejor que se le podía ocurrir. ¡El joven invengeniero quería impresionar a todos!
Durante la semana siguiente, Körry se quedó en el taller perfeccionando su invención después de las horas de trabajo, cuando todos ya se habían ido a descansar. Si se dedicaba lo suficiente, podría ganarse la admiración de los demás invengenieros, quizás incluso de Ajatus. ¡Tal vez hasta Santa quedaría encantado con su invento!
Lamentablemente, Körry se topaba con problemas una y otra vez. Por mucho que lo intentara, no lograba hacer funcionar su proyecto como él quería, y todas esas horas extra de trabajo comenzaron a desgastar al duendecito. Empezó a creer que, si no se esforzaba hasta que su radiofaro funcionara, quizás no tenía el talento necesario para ser un invengeniero.
Aquella noche, mientras trabajaba sin descanso y perdía las esperanzas poco a poco, la mismísima Ajatus lo sorprendió en su mesa. Había regresado al taller a buscar algo y notó que el invengeniero nuevo seguía en sus labores.
Körry pensó que ella estaría un poco decepcionada con él; y un poco de razón tenía... «Debes recordar que somos un gran equipo», le explicó con una sonrisa. «Si tienes algún problema, no te avergüences de pedir ayuda. Cuando unimos fuerzas con los demás, ¡podemos lograr más que cuando estamos solos!».
Para sorpresa del pequeño invengeniero, Ajatus se remangó y comenzó a hacerle muchas preguntas acerca de su proyecto. Estaba dispuesta a quedarse en el taller hasta ayudarlo a hacer funcionar el invento.
A la mañana siguiente, los duendes estaban exhaustos, pero muy emocionados. El nuevo radiofaro de comunicación funcionaba, ¡y todo gracias al trabajo en equipo!
Ajatus le insistió a Körry para que él mismo le presentara su invento a Santa. Estaba muy nervioso, pero la compañía y el entusiasmo de Ajatus le dieron coraje.
Tal como la jefa invengeniera esperaba, Santa quedó muy satisfecho con el artefacto: ¡quería que lo instalaran en el trineo de inmediato!
Körry estaba muy orgulloso de sí mismo, y agradecido a Ajatus. Ella le había enseñado una lección muy importante: de ahora en adelante, Körry siempre pediría ayuda cuando la necesitara.
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