Kuniklö, la decidida pequeña liebre (parte 1 de 2)
Hay muchos animales que viven en los alrededores de la aldea de Santa Claus, y uno de estos es Kuniklö la liebre. Tiene la misma apariencia que el resto de su familia, orejas en forma de almendra, dos grandes patas traseras en forma de raquetas de nieve (para saltar en la nieve) y una nerviosa nariz que nunca se queda quieta. Durante los meses más fríos, su pelaje es un abrigo blanco y brillante para el invierno, pero cambia cuando el clima se calienta, y lo cambia por un pelaje color chocolate.
El pasatiempo preferido de Kuniklö era sentase cerca de la cocina con su pequeña nariz nerviosa y olfatear los deliciosos aromas que venían del interior. Siempre ha tenido mucha curiosidad acerca de lo que los duendes que cocinan para la aldea hacen todo el tiempo. Solía subir a la ventana de la cocina que los duendes Kapunki dejan abiertas para que el aire fresco entre, y menear su talentosa nariz, sintiendo el aroma de cada ingrediente, sus combinaciones y tratar de memorizar los olores de los diferentes sabores.
Con solo escuchar sus conversaciones, Kuniklö había llegado a conocer algunos duendes por su nombre, especialmente a Gordot, el chef en jefe de la aldea. Pero era demasiado tímido para presentarse. Ansiaba tanto poder ir al interior de las cocinas y ayudar al equipo, ¿pero y si los duendes no lo querían allí? Le daba mucho miedo que los cocineros lo fueran a correr, por lo que se conformaba con solo verlos, sin ser visto, en el umbral de la ventana.
Todo cambió un día cuando Kuniklö, mirando desde su lugar habitual, oyó a Gordot entrar en la cocina, bastante molesto. Oídos atentos, subió y se acercó más a la ventana, que estaba abierta justo lo suficiente para poder oír, para escuchar.
“¡Todo está arruinado!” exclamó Gordot. “Si no puedo conseguir brotes de primavera brillantes para esta receta, la señora Claus estará tan decepcionada. ¡Es su plato favorito en esta época del año! Las setas solo brotan en la primera lluvia, pero habrá suficiente tiempo para encontrarlas antes de la gran cena de mañana.” Gordot parecía muy decepcionado y cansado. “¡Qué pena!” Suspiró mientras se quitaba el delantal y tristemente apagó la luz, la tarde había terminado.
Kuniklö sabía que los brotes de primavera brillantes son setas que sólo crecen en los bosques encantados alrededor de la aldea de Santa Claus. Se ven y saben muy parecido a los malvaviscos, pero con destellos, crujiente cubierta de caramelo y un centro de cremoso chocolate. ¡Son sin duda una delicia! No es raro que a la señora Claus le encanten. Pero eran raros, y sólo crecen debajo de ciertos árboles que son difíciles de encontrar en el bosque.
Fue entonces cuando se le ocurrió una idea … iba a encontrar él mismo el ingrediente que faltaba!
Decidido a ayudar a Gordot, la pequeña liebre se dirigió al bosque a buscar. Saltó y más y más adentro, todo el tiempo con su nariz nerviosa, buscó cuidadosamente las cubiertas brillantes de estos hongos deliciosos y raros. La tarde pasó volando, Kuniklö estaba bastante cansado, y decidió reposar un momento entre las raíces de un enorme abeto.
El sol se desvanecía rápidamente y comenzó a dudar, “¡pero qué liebre tan tonta soy!” Pensó. “Qué tonto de mi parte pensar que podía ayudar a los duendes sólo usando mi nariz. Supongo que todo el tiempo que pasé olfateando los alimentos de la cocina de Gordot, no sirvieron de nada!”
Estaba a punto de llorar, cuando de repente un cono de pino cayó de las ramas encima de él, justo en la cara de la pequeña liebre, y lo asustó tanto que saltó y se escondió en los arbustos. Su corazón estaba acelerado, pero después de respirar profundo un momento se calmó, y su nariz comenzó a crispar con un olor familiar.
¡Se olvidó de la oscuridad, Kuniklö se puso a trabajar y siguió el olor hasta que lo logró! ¡Había encontrado un área grande, jugosos brotes de primavera brillantes, para salvar el día!
Recogió todas las setas que pudo en su cesta y comenzó a seguir sus pasos de nuevo para salir del bosque. Para cuando regresó a la aldea, todo el mundo estaba dormido. “Menos mal”, pensó Kuniklö, ‘puedo dejar las setas en la cocina y nadie se dará cuenta que fui yo.”
Por primera vez, la liebre se deslizó a través de la ventana de la cocina, en lugar de solo quedarse afuera. Por suerte, todavía estaba un poco abierta, pero aún tenía que retorcerse y apretujarse para entrar.
Una vez dentro, se paralizó completamente, inmóvil por un momento. Quería asegurarse de que estaba solo … ¡pero también porque estaba tan impresionado de estar finalmente dentro de su lugar favorito!
La cocina del Kapunki era aún más brillante y hermosa en el interior. Los ojos de Kuniklö estaban grandes y redondos como los platos apilados en los estantes, disfrutando la maravillosa vista. Sentía tanta tentación de hurgar y explorar, pero no había tiempo.
Encontró un lugar en el mostrador junto al recipiente mezclador favorito de Gordot y dejó ahí los brotes de primavera brillantes. ¡El chef en jefe de Santa iba a estar tan feliz en la mañana!
Buena obra hecha, Kuniklö se dirigió a casa para un merecido descanso.
A la mañana siguiente, Kuniklö despertó muy temprano, estaba tan emocionado de escuchar desde el umbral de la ventana y escuchar la reacción a su esfuerzo. Tan pronto como Gordot entró en la cocina, se dio cuenta de las setas y gritó: “¡pero si son brotes de primavera brillantes, justo lo que necesitaba! ¿Pero de dónde salieron?” Pasó la mañana preguntando a los otros duendes Kapunki que ayudan en la cocina.
“Nano, tú trajiste estos?” Pregunto al duende chaparro que llegó primero.
Nano negó con la cabeza y echó un vistazo a las setas, “No fui yo, ¿tal vez fue Kyoki? Ella estuvo aquí ayer por la tarde “.
“¿Yo fui qué?”, Preguntó Kyoki, que acaban de llegar a su turno en la cocina. Un poco preocupada de haber hecho algo mal en la cocina de Gordot. El chef en jefe era lindo, pero muy delicado respecto a hacer las cosas bien.
“Los brotes de primavera brillantes, alguien los dejó cerca de mi tazón mezclador. ¿Quién más podría saber exactamente lo que necesitaba? ” Gordot explicó, perplejo.
Kyoki se rascó la cabeza. “Buena pregunta Gordot, pero yo no he estado en el bosque. Tal vez alguien te está jugando una broma de Bienhechora.”
¡Gordot se rascó la cabeza, completamente desconcertado por el misterio!
La liebre decidió que la próxima vez Gordot necesitara un ingrediente como la bayas de gomitas para jalea dulce o la raíz de algodón de azúcar para adornar, él iría a buscarlos. Sería el ayudante secreto de Gordot.
Y así lo hizo, al día siguiente y el día después, y el que pasó después de ese. ¡Dejando a Gordot feliz, pero bastante confundido! A pesar de que estaba muy ocupado preparando el Festín de Primavera, el chef en jefe tenía que averiguar lo que estaba pasando, y decidió permanecer despierto toda la noche en la cocina para sorprender al misterioso bienhechor.
Mantenerse despierto era un reto para Gordot. Se puso a botanear para tratar de pasar el tiempo mientras esperaba a que cayera la noche. Con el tiempo, Kuniklö se deslizó a través de la ventana, como de costumbre, y saltó sobre un banco para llegar hasta el mostrador. Justo cuando dejaba el ingrediente en el lugar habitual, Gordot se levantó de un salto.
“¡Aja!” Gordot gritó, asustando al Kuniklö ya de por si nervioso. “¡De modo que tú eres el ayudante escurridizo!”
Kuniklö se paralizó en su lugar, aterrado. ¡Ohhhhh! ¿Qué pasará con él ahora? ¿Correrá Gordot a Kuniklö de la cocina para siempre?
¡Vuelve más tarde para leer lo que pasó después con Kuniklö!